¿Puede ser el estrés causa de enfermedades? Sin duda el estrés puede ser considerado el enemigo número uno de nuestra sociedad pero, de por sí solo, el estrés no puede ser causa de enfermedades. El caso es que su efecto en nosotros es el de causar una bajada de las defensas inmunitarias y así es como podemos ser más propensos a enfermar. Esto no significa que lo hagamos, simplemente que hay un “terreno fértil” para la enfermedad. Que luego se manifieste o no, depende de otros factores.
Cómo manejar el estrés
“El estrés no ocurre en un vacío, y un mismo acontecimiento externo ejercerá un impacto psicológico enormemente variando en función de quien lo experimente.” – Dr. Gabor Maté
El término “estrés“ empezó a ser utilizado en la década de 1930 por el médico austriaco Hans Selye, pionero en la investigación del estrés y su impacto en el cuerpo humano. Este definió que el estrés es una respuesta inespecífica, estereotipada y siempre igual a un estímulo mediante cambios en el sistema nervioso, endocrino e inmunológico.
Demasiados estímulos generan estrés y, generalmente, una persona agobiada o agotada puede perder el control sobre sus pensamientos y su sentir, más aún si hablamos de una persona altamente sensible. Cabe destacar que generalmente el estrés se va acumulando con el tiempo, de tal manera que la persona afectada será cada vez más sensible, razón por la que un adolescente suele demostrar menos sensibilidad a los estímulos que un adulto. Un estrés moderado genera un estado que conocemos como “estimulación”, esencial para motivar el aprendizaje y la memoria. Pero el estrés crónico puede tener consecuencias dañinas.
Además el estrés conlleva tres fases: una inicial de alarma, en la que se percibe un agente estresante que activa el sistema nervioso; una segunda fase de resistencia si la fuente del estrés continúa, que se da para evitar las actividades que no tengan una finalidad inmediata para la supervivencia. Finalmente, si el estrés perdura, se llega a una tercera fase de agotamiento en la que el individuo puede perder su capacidad de adaptación, con consecuente aparición de enfermedades.
La respuesta al estrés se define como el intento del organismo para restablecer el equilibrio y adaptarse ante situaciones biológicas, psicológicas y sociales. En los seres humanos, influye en gran medida el estrés psicológico: pensar, preocuparse o imaginar posibles situaciones potencialmente amenazantes activa las mismas respuestas fisiológicas que un estrés físico imprevisto o crónico.
Cómo encontrar una salida/ La salida para no sucumbir al estrés
El estrés no causa directamente la enfermedad, pero altera el sistema inmune y aumenta el riesgo de que la enfermedad aparezca. Por lo tanto, podemos movilizar durante meses una serie de reacciones en el organismo que han evolucionado para responder a amenazas agudas de tipo físico y que, si no son eliminadas, terminan siendo nocivas. Para evitarlo, es importante suprimir las funciones que consumen energía y que no son imprescindibles a corto plazo.
A menudo, el querer tener cierto control sobre una situación estresante, solo puede generar mayor estrés. No tener el control y perder la capacidad de predecir se convierten en agentes estresantes porque nos someten a la novedad, a una situación que desconocemos y nos mantiene en alerta. Al igual que si percibes que la situación empeora, se incremente el nivel de estrés.
Antes una situación de amenaza, debemos descargar toda la energía movilizada para enfrentar esa amenaza ya que esta energía residual no desaparece así como así. Persiste en el cuerpo y a menudo fuerza la creación de una serie de síntomas como la ansiedad, la depresión y otros problemas.
En particular, las personas con un alto grado de control emocional que utilizan el razonamiento para evitar la aparición de emociones negativas suelen ser más propensas a estresarse. En ellas, hay una gran necesidad de mantener un clima de armonía, buscando deliberadamente la estima y afecto de los demás, velando por ellos.
Del mismo modo, las personas con tendencia a experimentar frecuentemente emociones negativas intensas y con tendencia al aislamiento, son personas particularmente propensas a la ansiedad, la depresión y la ira, y tienen una alta vulnerabilidad al estrés.
Para poder gestionar mejor el estrés:
- primero busca el origen de este,
- segundo pregúntate qué puedes hacer para mejorar la situación y quitarte factores estresantes (cambiar algo en tu circunstancia, en tu actitud o en ambos terrenos).
- Tercero, haz algo para aliviarlo como un ejercicio de relajación, meditación, un paseo en la naturaleza o cualquier otra técnica que te funcione. Cuidado con el autosabotaje como, por ejemplo, convencerte de que no puedes perder el tiempo con algo así debido a la falta de tiempo y a los muchos empeños. Recuerda que el estrés es el enemigo número uno para una PAS.
Así que a partir de ahora ya sabes, fuera estrés, adopta este nuevo lema: “Menos es más!”
Espero que tengas los suficientes indicios e información como para poderte observa y corregir aquellas cosas que te molestan en tu vida, y que te perjudican. Recuerda pedir ayuda es necesario cuando no puedes o no sabes cómo acometer tus cambios.