MEDITACIÓN CONSCIENTE: CÓMO PRACTICARLA

Si has llegado a este punto es porque probablemente te interese trabajarte más de lo que has hecho hasta ahora. Te propongo entonces que pruebes a meditar, aunque no lo hayas hecho nunca, porque tiene múltiples beneficios y mejora la calidad de vida.

Existen muchos tipos de meditaciones y todas efectivas, sólo se trata de descubrir la que más te guste. En este contexto, vamos a explicar cómo practicar la meditación consciente pero antes vamos a ver por qué meditar es tan importante.

¿Por qué meditar es tan importante?

La meditación tiene como objetivo principal el de vaciar nuestra mente de todos los pensamientos que generamos a lo largo del día, aportando paz y tranquilidad a quien la practica de manera constante.

Meditar es disfrutar del silencio interior, retomar el contacto y la conciencia de nosotros mismos, prestando atención al presente, el aquí y el ahora. Esta valiosa herramienta nos ayuda a no huir de los problemas, sino observarlos. Entrena tu mente como cuando se hace ejercicio en un gimnasio, así la mente será más saludable.

¿Cómo empezar si nunca has meditado?

Tranquilo, siempre hay una primera vez para todo y para todos 🙂

Vamos a ver de una forma práctica cómo englobar esta rutina en tu día a día:

• Elige un momento del día en el que puedes estar más tranquilo, posiblemente solo y sin interferencias, e intenta usar siempre este momento para meditar.
• Adopta la meditación como si fuera parte de tu rutina diaria: todos los días te levantas, desayunas, te lavas los dientes, etc. Pues incluye a todas estas acciones la de meditar como si fuera una acción más en tu día. De este modo, lograrás que no se te escape hacerlo.
• Lo ideal sería meditar unos veinte minutos al día pero si no dispones de este tiempo, tranquilo, porque tan solo cinco minutos de manera constante son suficientes para notar cambios en tu vida.
• Este es un objetivo increíblemente alto, por lo que no puede ser alcanzado de una vez y hay que ser constante. Y por eso, mi consejo es hacerlo con placer, sin verlo como algo forzoso, para relajarte y desconectar de todo aquello que te preocupa.
• Ahora adopta una posición cómoda, manteniendo la espalda recta y cierra los ojos. Dedica un par de minutos a observarte y si notas alguna zona de tu cuerpo tensa, intenta acomodarte de modo que todo tu cuerpo quede relajado.
• Sobre todo al principio, es normal tener muchas distracciones que dificultan tu concentración. Notar la distracción es importante, así que cuando esto ocurra, obsérvate sin juzgarte y, luego, vuelve al presente y a tu meditación. Recuerda que meditando estamos practicando la calidad de prestar atención una y otra vez.

Orígenes de la meditación consciente

Budda estudió las técnicas del Induismo y luego añadió su versión. Desarrolló esta meditación que constituye la forma tradicional de meditación consciente: Satiupatthana.

Sati significa atención, Upa dentro y Tthana es mantener, así que significa “mantener la atención dentro“. La conciencia cambia cuando nos relacionamos con los sentimientos y a su vez puede cambiar cómo nos relacionamos con el mundo.

Vipassana es la práctica de meditación budista que proviene directamente del Satipatthana Sutta (Fundamentos de la atención plena). Constituye una forma de entrenamiento mental, de autodescubrimiento que nos incita a observar lo que está sucediendo dentro de nosotros y a nuestro alrededor, gracias a la práctica gradual de atención y conciencia.

Cómo meditar poniendo atención en la respiración

Tras esta introducción sobre qué es la meditación consciente y cómo nace, vamos a ver ahora cómo ponerla en práctica. Primero, procuramos disipar todas las distracciones de nuestra mente y luego enfocamos nuestra atención en la respiración.

Respiramos con naturalidad, sin controlar ni alterar este proceso. Pondremos atención en la sensación física del aire que entra y que sale por nuestra nariz, concentrándonos en ella, intentando olvidar todo los demás.

Al principio, descubriremos que nuestra mente está muy ocupada. Incluso, podríamos pensar que meditar nos agita aún más pero la realidad es que estamos desentrenados al silencio mental. Cada vez que seamos distraídos por un pensamiento, lo observamos sin juzgarlo y volvemos a centrarnos en nuestra respiración.

Practicando la meditación con paciencia y de manera constante, nuestras distracciones irán disminuyendo. La mayoría de las tensiones que sufrimos e incluso los problemas de salud tienen su origen en la mente y son agravados por el estrés. Con la meditación podremos reducir el estrés y experimentar una sensación de serenidad y relajación profunda que perdura incluso una vez terminado el ejercicio.

¿Por qué elegir la respiración como objeto de meditación?

Porque la respiración es de fácil acceso para todos y nos permite meditar en cualquier sitio que nos encontremos. La respiración es un proceso vivo y presente, común a todos los seres vivos, por lo que nos conecta y acerca más a ellos. Además es un aspecto de nuestra vida que está en constante cambio, como la vida misma.

Por experiencia, te digo que no te exijas mucho ni te agobies si los primeros intentos de meditación no salen como tú esperabas. Es algo muy normal ya que llevamos mucho tiempo desconectados. Es difícil, sobre todo al principio, callar esa voz interna que nos habla constantemente. Así que si en tus primeros intentos logras dejar la mente en blanco aunque sea sólo unos segundos, puedes considerarlo todo un éxito!